Internet ha transformado nuestras vidas, la forma de relacionarnos, la economía global, la cultura, la política. Estamos viviendo la era de Internet. Actualmente más de 3.400 millones de personas usan Internet en todo el mundo. En cinco años habrá más de 20.000 millones de dispositivos conectados. Internet es ya la infraestructura global más importante y se está convirtiendo de forma acelerada en la infraestructura esencial sobre la que se desarrollan todas las actividades en el mundo de hoy. Internet, como lo hemos conocido hasta ahora, ha sido un motor de oportunidades económicas y de desarrollo, pero su futuro como factor de progreso está en riesgo.
En los últimos años se ha deteriorado de forma significativa la confianza en Internet. Como refleja la Encuesta Global sobre Seguridad y Confianza en Internet realizada por CIGI-Ipsos, los usuarios se sienten cada vez más inseguros, expresan preocupación por la pérdida de privacidad y la hipervigilancia de los gobiernos, les preocupa la explotación comercial de sus datos personales y dudan de la protección de los datos bancarios.
La estructura abierta y distribuida de Internet ha sido una de las cualidades fundamentales que han permitido el desarrollo acelerado de la sociedad digital, estimulando la creatividad y la innovación. Pero en los últimos años se ha evidenciado una tendencia a la fragmentación como consecuencia de políticas nacionales de diversa naturaleza, en algunos casos asociados a la censura, en otros a la obligación de localización de contenidos por razones de jurisdicción. No puede darse por garantizado que Internet será siempre una plataforma unitaria y global para la libertad de expresión. De hecho, ya no lo es en algunos rincones del mundo. Es esa una pelea que debemos dar.
Internet se encuentra ante una compleja encrucijada, y urge la toma de decisiones en diversos ámbitos –global, regional, nacional– para…