Ucrania sigue siendo un país independiente y soberano casi un año después de la invasión por parte de Rusia, el 24 de febrero de 2022. Cada día desde entonces, los ucranianos han defendido su territorio y su nación al mayor coste imaginable: la destrucción de las ciudades e infraestructuras, los campos arrasados, la salida del país de millones de ciudadanos, el refugio de los que se han quedado en sótanos o estaciones de metro, y la muerte de decenas de miles de personas en las calles, en fosas comunes, en las trincheras. Es Europa en 2023.

Ucrania es hoy un país completamente distinto a ese en cuyas fronteras se apostaron hace un año 200.000 tropas rusas. Empezaba la cuenta atrás de una guerra premeditada que ningún líder mundial fue capaz de evitar, y que Rusia no está ganando. Las consecuencias han sido inmediatas en todo el mundo, principalmente en Europa. Pero también en la relación transatlántica, en los mercados energéticos y alimentarios, en la economía global, con tasas de inflación desconocidas desde hace décadas, y en la reconfiguración de las alianzas tradicionales. Potencias medias de Asia, África, Oriente Próximo y América Latina hacen una interpretación del conflicto diferente a la de Occidente. Aunque no acaban de estar claras todas sus razones, no respaldan las sanciones ni el envío de armas a Ucrania y –aquí la gran diferencia respecto a Occidente– no se sienten concernidos por la guerra. Actúan guiados por la consideración estricta de sus intereses nacionales, a veces a muy corto plazo o con estrategias de largo e incierto alcance. Es el mundo en 2023.

POLÍTICA EXTERIOR dedica la portada del primer número del año a Ucrania, con una ilustración de la serie sobre la guerra que fromthetree empezó a dibujar a los pocos días de la invasión. Las siguientes páginas, no obstante, se dedican al mundo que está surgiendo conforme evoluciona este conflicto, tan antiguo y tan nuevo al mismo tiempo. Reflexionamos sobre la democracia y la violencia política, analizamos la Rusia que sostiene a Vladímir Putin –¿por cuánto tiempo?– y dedicamos un amplio bloque al Norte de África y Oriente Próximo, donde más palpables son los cambios del orden global. ●