La decisión tomada por el Consejo Europeo en diciembre de 1997 de no admitir a Turquía entre los candidatos a engrosar las filas de la Unión Europea ha dado un nuevo giro a las conflictivas relaciones. Para entender esa relación es necesario ante todo identificar sus intereses mutuos. Está claro que Turquía no es tan importante para los países comunitarios desde el punto de vista económico como lo es desde el punto de vista de la seguridad.