Los turcos han dicho mayoritariamente ‘sí’ a la reforma de su Constitución. Aunque el resultado aproxima Turquía a la UE, la adhesión sigue siendo para algunos un horizonte lejano. Otros, como España o Reino Unido, la defienden como el paso más estratégico de la UE.
A lo largo de la última década, Turquía ha llevado a cabo una serie de reformas legislativas que la han ido acercando a la Unión Europea. La confirmación se produjo cuando en 2004 la Comisión Europea consideró que el país cumplía suficientemente los llamados Criterios de Copenhague y, por consiguiente, aconsejó la apertura de negociaciones de adhesión. Con todo, las instituciones europeas han seguido reclamando mayores avances en el campo de las reformas, tanto legales como de implementación.
La reforma de la Constitución turca, aprobada en referéndum el 12 de septiembre, puede dar pie a una nueva etapa de convergencia con los principios, normas y estándares europeos. Sin embargo, también ha sido un proceso envuelto en la polémica, ya que amplios sectores de la oposición veían en los cambios constitucionales una maniobra del gobierno para garantizarse una posición hegemónica en el sistema político e institucional. Un temor al que la UE deberá prestar atención a partir de ahora.