Después de un año de protestas, descontento y acontecimientos excepcionales, Turquía tendrá en agosto por primera vez un presidente por elección popular. Por parte del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), actualmente en el gobierno, todo apunta a que el candidato será el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan. Por parte de la oposición, a mediados de junio no había surgido ningún nombre como aspirante a desafiar a Erdogan. Puesto que el presidente será elegido por primera vez por el pueblo, son numerosas las cuestiones que se plantean; en primer lugar, en relación con la base social de cada candidato; y en segundo lugar, con su nueva función en el sistema político.
Debido a que Erdogan ha dejado claro su deseo de asumir la presidencia, el futuro del AKP ha sido objeto de acalorados debates, ya que si es elegido, tendrá que abandonar la dirección de la formación política. Las elecciones, sobre todo si gana Erdogan, tendrán repercusiones significativas tanto en la política interior como exterior de Turquía.
La base social de los candidatos
Actualmente, a pesar de que para entrar en el Parlamento cada formación política debe alcanzar el considerable umbral del 10 por cien de los sufragios a escala nacional, en la Cámara hay cuatro partidos que suponen más del 90 por cien de los votos. El AKP en el poder representa, en principio, el sector conservador-religioso de la sociedad. La principal formación de la oposición, el Partido Republicano del Pueblo (CHP), representa al segmento laico. El Partido de Acción Nacionalista (MHP) tiene su base en el electorado nacionalista, mientras que el prokurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP) –el autodisuelto Partido Paz y Democracia (BDP)– es la representación política de los nacionalistas kurdos.
La primera vuelta de las elecciones será el 10 de agosto. Al…