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Turquía en 2014: elecciones y democratización

Carmen Rodríguez López
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El país vive una etapa difícil, con un primer ministro cada vez más denostado y una oposición sin el empuje suficiente para ofrecer una alternativa solvente de gobierno.

En marzo de 2014 se celebrarán elecciones locales en Turquía y en agosto, si no hay cambios, presidenciales. En 2015 tendrán lugar las elecciones generales. Son fechas clave para el devenir del partido en el gobierno, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), de su presidente y actual primer ministro del país, Recep Tayyip Erdogan y, en general, aún más importante, para la evolución del régimen político turco.

Turquía se encuentra clasificada dentro de un continuum entre países demócrata-liberales y países autoritarios, en ese espacio intermedio en el que se incluyen los llamados regímenes híbridos, regímenes semi-democráticos o semi-autoritarios, según los autores. Dentro de esta categoría, se podría considerar a Turquía como una democracia defectiva, donde tienen lugar elecciones plurales y el resultado está abierto, pero en la que se producen serias limitaciones en el ejercicio de los derechos y libertades fundamentales. Tras el golpe de Estado de 1980, además, podía calificarse como una democracia defectiva tutelada, ya que los militares ejercían un poder directo en la toma de decisiones políticas, a través del Consejo de Seguridad Nacional, entre otras instituciones.

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