La rápida urbanización y el aumento de la densidad de población ha llevado en las últimas décadas a un crecimiento de las ciudades que se ha multiplicado de manera exponencial y que plantea enormes retos y oportunidades tanto a los gestores públicos como a las empresas. Según las Naciones Unidas, aproximadamente el 70 por cien de la población mundial vivirá en ciudades en 2030. Las ciudades han afrontado este escenario dotándose de las infraestructuras necesarias para ofrecer una cobertura rápida de las necesidades de los ciudadanos. Sin embargo, este despliegue de infraestructuras y servicios, con el urbanismo como eje vertebrador, se ha realizado desde una concepción aislada de cada uno de los elementos de la ciudad, como si de silos se tratara, sin tener en cuenta un diseño integrado y óptimo de las soluciones.
Con la llegada del siglo XXI y la situación socioeconómica actual, el paradigma sobre el cual se ha asentado el desarrollo de las ciudades se ha agotado. Desde esta perspectiva, las grandes áreas metropolitanas se enfrentan a un doble reto sin precedentes: alcanzar una alta eficiencia en términos de uso de los recursos económicos y medioambientales, a la vez que asegurar el crecimiento económico y la inclusión social.
Información para una gestión más eficaz de la ciudad
En este contexto, bajo el paraguas del término “ciudades inteligentes” o smart cities, se aglutinan todas aquellas iniciativas orientadas a mejorar la calidad de vida, la sostenibilidad social y medioambiental y los servicios urbanos, innovando en nuevos modelos de gestión y utilizando las tecnologías de información y comunicación (TIC), así como la innovación como eje vertebrador de todas estas iniciativas.
El conocimiento online de la realidad de la ciudad mediante la implantación de sensores, así como la integración y análisis de toda la información procedente de diferentes ámbitos…