La apuesta por la economía circular y el mercado único de la energía son dos de las prioridades legislativas de la Unión Europea para 2017. Ambas propuestas ayudarán a la UE a cumplir sus compromisos internacionales e internos en materia de cambio climático.
A finales de 2015 se firmó el Acuerdo de París, el primero internacional en la lucha contra el cambio climático y donde todos los países asumieron compromisos de reducción de Gases de Efecto Invernadero (GEI). Si el Protocolo de Kioto (1997) derivó en un instrumento que básicamente obligaba a los Estados europeos a reducir sus emisiones, el Acuerdo de París tiene la virtud de haber conseguido que todos los Estados, independientemente de su nivel de desarrollo, reduzcan sus emisiones de GEI a través de las Contribuciones Previstas y Determinadas a Nivel Nacional (INDCs), reducciones que cada país ofrece a la comunidad internacional, pero cuyo incumplimiento solo conduce a una pérdida de prestigio internacional.
La política climática de la Unión Europea ha evolucionado en paralelo a estos dos instrumentos para la lucha contra el cambio climático. El Protocolo de Kioto, negociado gracias al empeño de la UE por conseguir un acuerdo vinculante para reducir los GEI, marca el paso para algunas iniciativas que nacerán y se desarrollarán dentro de la Unión, como el régimen de comercio de derechos de emisión (RCDE) de 2003, o la decisión de reparto del esfuerzo (DRE) de 2009. En el primer periodo de compromisos de Kioto (2008-12), la UE se comprometió a reducir en un ocho por cien sus emisiones y, de hecho, las superó al alcanzar unas reducciones de un 11,8 por cien en esos años. Durante ese primer periodo, ante la indiferencia e incluso el rechazo de los grandes contaminadores (Estados Unidos y China) de unirse a la lucha contra…