Las democracias occidentales frente al terrorismo global, de Charles T. Powell y Fernando Reinares (eds.). Barcelona: Ariel-Real Instituto Elcano. 2008.
Enero de 2008. Los servicios de inteligencia franceses alertan a sus colegas españoles sobre la posibilidad de que un grupo de extremistas asiáticos que se hallan en Barcelona cometa un inminente atentado. La información procede de uno de los miembros del citado grupo (infiltrado por la inteligencia francesa), llega al Centro Nacional de Inteligencia y fluye inmediatamente hacia las más altas instituciones del Estado. Tras realizar una serie de vigilancias y comprobaciones, el ministerio del Interior ordena una intervención de la Guardia Civil, que se produce en la madrugada del 19 de enero y que concluye con el arresto de 12 ciudadanos pakistaníes y dos indios.
En días posteriores otro individuo será detenido en Holanda por su relación con los arrestados en Barcelona. De acuerdo con el infiltrado, que acabará personándose ante instancias judiciales españolas como testigo protegido, los detenidos preparaban varios atentados en suelo europeo, comenzando con una misión suicida que tendría lugar en el metro de la ciudad condal y continuando con otras operaciones similares en Alemania, Francia, Reino Unido y Portugal. Meses después un portavoz de Therik-i-Talibán, conglomerado de grupos salafistas yihadistas asentados en las áreas tribales de Pakistán, admitirá la implicación de su facción en el citado complot de Barcelona.
El anterior suceso no contiene ningún rasgo excepcional. Sin contar las actividades policiales relacionadas con los atentados del 11 de marzo de 2004, desde mediados de ese año hasta principios de 2009 las fuerzas y cuerpos de seguridad españoles han llevado a cabo cerca de 30 operaciones destinadas a desmantelar diferentes redes yihadistas establecidas en nuestro país. La mayoría de esas redes se dedicaban a labores de apoyo logístico a grupos u organizaciones yihadistas que…