A mitad de camino entre varios géneros –la serie, el juego, los sketches y el concurso de talentos, pero también el reto deportivo, el documental, las actividades profesionales y hasta la cámara oculta–, la telerrealidad es un “monstruo” que las televisiones de todo el mundo adoptaron en los mejores horarios de emisión de sus programaciones. En el mundo árabe, gran parte de los programas con ese calificativo no son sino copias apenas adaptadas de formatos internacionales, como las versiones árabes de los productos del grupo neerlandés Endemol, que lleva reinando en el mercado mundial desde finales de los años noventa. Hay otros experimentos basados en el mismo modelo, el de una competición donde artistas amateurs permanecen en el programa o lo abandonan en función del voto de los telespectadores. Estos programas demuestran más inventiva, al idear fórmulas más adaptadas a las especificidades culturales del público. Sin embargo, este filón comercial, explotado a ultranza, atraviesa un declive que contrasta enormemente con las promesas que trajo la aparición de este género televisivo en la región.
Una importación en un momento crucial…
Antes de abordar las razones sociales que explican el excepcional impacto de la telerrealidad en la programación árabe, hay que apuntar que su irrupción en la región llega en un momento evolutivo muy particular de su sistema audiovisual. Con el cambio de milenio, el universo de los medios de comunicación árabes concluye una profunda reconstrucción que había arrancado más de dos décadas atrás, con la llegada masiva de capital del Golfo. En el marco de la desregulación general del sector de las telecomunicaciones, los monopolios del Estado se ven inundados por la creación de cadenas por satélite, que ya suman centenares. El ascenso de los actores regionales beneficiarios de las inyecciones financieras de los ingresos del petróleo es visible en…