Tariq Ali y el ‘Democratismo’ dominante
“Ojalá vivas en tiempos interesantes”, reza una vieja maldición china. Vivimos, qué duda cabe, en tiempos interesantes: el planeta se ahoga en nuestra contaminación, la austeridad deviene dogma y la Unión Europea amenaza con desgajarse tras el referéndum británico, mientras millones de refugiados sufren a sus puertas. Nuestro vecindario está en llamas, el vecindario de nuestro vecindario está en llamas y Europa responde aupando a xenófobos y racistas. Tiempos curiosos, en los que este libro de Tariq Ali –escritor, periodista y director anglo-pakistaní–, escrito en 2014 y publicado en 2015, tiene aún más vigencia.
El “extremo centro” es, según el reconocido izquierdista, un paradigma dominante desde los años ochenta. Un sistema de gobernanza al que llama “democratismo”, porque tolera las elecciones pero no la democracia, entendida como método para decidir entre proyectos políticos genuinamente diferentes. Votar se convierte en escoger entre matices: austeridad con un rostro humano, como propone el ala progresista del extremo centro, o austeridad con un “que se jodan”.
En la génesis del extremo centro encontramos dos acontecimientos importantes. El primero es la contrarrevolución lanzada por Margaret Thatcher y Ronald Reagan tras la crisis del keynesianismo de posguerra. El segundo es la claudicación de la socialdemocracia, que en los años noventa abraza la tercera vía de Bill Clinton y Tony Blair (a cuyo legado nefasto Ali dedica una porción considerable del libro). Los gestores del extremo centro apenas se deben a sus electores: revolotean, merced de las puertas giratorias, entre la administración pública y el sector privado al que sirven en última instancia. Ante esta situación, la postración de la izquierda está consolidando el nacionalismo reaccionario como principal alternativa para esa mayoría damnificada por el extremo centro.
El extremo centro analiza con especial atención la situación de Reino Unido, pero también reserva espacio para la UE, Estados Unidos y la OTAN. Un capítulo especialmente interesante es el que dedica al referéndum de independencia de Escocia. Ali muestra hasta qué punto la campaña del “sí” llevó a cabo un poderoso despertar social contra la austeridad que radia desde la City de Londres. “De repente nos encontramos hablando unos con otros de nuevo, debatiendo con nuestros vecinos”, afirma un activista, “y eso nos hizo creer en nosotros”. Una experiencia que vuelve a cobrar vigencia tras la decisión británica (o, mejor dicho, inglesa) de abandonar la UE.
Entre las alternativas que Ali expone se encuentran los gobiernos de la nueva izquierda latinoamericana, Syriza en Grecia y Podemos en España (el libro incluye una entrevista con Pablo Iglesias). Huelga decir que, desde 2014, la mayoría de los actores políticos que Ali defiende han sufrido importantes reveses. Pero es innegable que la crisis de la socialdemocracia está abriendo camino a fuerzas y movimientos cada vez más relevantes a su izquierda.
Tal vez el principal fallo del libro sea su excesivo énfasis en EEUU. Ali tiende a ver los problemas de la UE como resultado de su creciente americanización. En España, por ejemplo, traza el origen del extremo centro a 1986 y el referéndum sobre la OTAN. Es indudable que los recortes amenazan con convertir Europa en una sociedad más individualista, atomizada y alienada, y en ese sentido más americana; pero la austeridad es una política impuesta desde Berlín antes que Washington. En cuanto a España, los orígenes de nuestro extremo centro hay que buscarlos en las particularidades de la transición y aquel socioliberalismo, con fuerte acento alemán, que el PSOE heredó de sus mentores políticos antes incluso de llegar al poder.