Hasta mediados de los años noventa Suráfrica fue el primer productor mundial de oro. Fuente de prosperidad del país, este recurso –que se está agotando– es el origen de numerosos problemas y de una grave inequidad traducida en un descontento social de gran envergadura.
Suráfrica es líder mundial del sector minero. Un sector que adquirió relevancia en la economía de la nación africana desde el siglo XIX, cuando comenzó la producción de oro y diamantes a gran escala. En aquel momento se desató una Fiebre del Oro que provocó una tormenta de buscadores de fortuna que llegaban de todos los rincones de Europa en busca de riquezas. La llegada masiva de mano de obra europea y el ascenso de los mineros negros promocionados en algunas compañías a puestos de responsabilidad fueron entonces motivo de preocupación tanto para los bóers como para los colonos ingleses.
Las cinco principales categorías mineras están presente: metales y minerales preciosos, minerales energéticos, ferrosos, no ferrosos e industriales. Suráfrica solo carece de dos minerales estratégicos: bauxita y petróleo crudo.
Sus empresas mineras dominan muchos sectores de esta industria a nivel global.
Es un productor de primer rango de oro y platino y uno de los principales productores de metales base y carbón. La industria de diamantes es la cuarta más grande del mundo, superada solo por Botsuana, Canadá y Rusia. Y pese a tener todavía las mayores reservas de oro, metales de platino y mineral de manganeso, Suráfrica tiene potencial para la explotación de otros depósitos en áreas aún no exploradas.
Junto a las abundantes reservas existe un buen nivel de conocimiento especializado en técnicas de producción y actividades de desarrollo e investigación. Este conocimiento se apoya en una infraestructura que incluye laboratorios, plantas piloto y talleres. El país se ha convertido en uno de los…