A partir del 11 de junio y durante un mes, Suráfrica será el centro del fútbol mundial. La Copa de la FIFA se celebra por primera vez en el continente africano. El país anfitrión busca la confirmación de su poder emergente al tiempo que vive su primera crisis de madurez democrática.

Por primera vez en la historia, un acontecimiento de las proporciones de un mundial de fútbol va a tener lugar en el continente africano. La XIX edición de la Copa de la FIFA (Federación Internacional de Fútbol) será, además, la quinta ocasión en que se celebre en el hemisferio sur.

La ilusión de la nación anfitriona, Suráfrica, consciente de que organiza el evento en nombre de todo el continente, es mostrar al mundo el despertar de África y una señal de que están preparados para afrontar los numerosos desafíos y exigencias que planteará la competición.

La máxima fiesta del fútbol, que se disputará entre el 11 de junio y el 11 de julio, constituye para Suráfrica, en particular, y África, en general, la oportunidad de convertirse en un actor global. Con ella también se quiere homenajear a Nelson Mandela en un país que aún recuerda el Mundial de Rugby de 1995 como el primer paso de una lenta y costosa reconciliación nacional. En su primer discurso del Estado de la Nación y coincidiendo con el 20º aniversario de la liberación de Mandela, el presidente surafricano, Jacob Zuma, volvió a comprometerse en la unidad nacional y en la construcción de un futuro mejor juntos, negros y blancos, como surafricanos.

En los preparativos del primer mundial africano ha habido multitud de críticas: sobre los recursos económicos que podrían destinarse a luchar contra el hambre y la pobreza, sobre el futuro de las costosísimas infraestructuras deportivas, etcétera. Sin embargo, tal como reflexiona…