La última encuesta anual sobre el sureste asiático del Instituto de Investigación Iseas-Yusof Ishak de Singapur refleja en una de sus conclusiones un alarmante estado de ánimo de la población de la región respecto a China. Más de ocho de cada 10 encuestados expresan su preocupación por la creciente influencia china sobre su país en particular y la región en general. El estudio, realizado a finales de 2019, señala que un 85,4% de los habitantes de los 10 países miembros de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (Asean) –Myanmar, Brunéi, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam– respondió de forma afirmativa a la pregunta de si estaba preocupado por el aumento de la influencia estratégica de China en el área.
Pekín ejerce una autoridad en la región a través de diversas formas. Promueve la cooperación económica, financia grandes proyectos de infraestructuras englobados en su plan estratégico de la Nueva Ruta de la Seda y muestra su potencia militar mediante un incremento de la presencia de barcos y aviones en el mar de China Meridional, como denominan las autoridades chinas a esas aguas, a las que Vietnam reconoce como su mar del Este y Filipinas como su mar Occidental. Estas denominaciones enfrentadas reflejan las tensiones en torno a una zona marítima rica en recursos energéticos y naturales, por la que transita más de un tercio del comercio mundial y que el régimen comunista chino reclama como propia en su mayor parte, enviando buques y aviones a patrullarla para que no quepan dudas.
Las tensiones entre China y sus vecinos no son nuevas. En mayor o menor medida, estos países siempre se han mantenido vigilantes y desconfiados respecto a su poderoso vecino del norte. Sin embargo, la inquietud se ha acrecentado en los últimos años, a medida que China…