Los derrocamientos populares en Egipto y Túnez han dado al traste con las sucesiones familiares en las repúblicas árabes.
La vía hereditaria en las repúblicas árabes no dejaba de ganar fuerza después de la exitosa sucesión en 2000 del hijo de Hafez al Assad y actual presidente de Siria, Bachar al Assad. En realidad, Siria ha sido hasta ahora el único caso real de transición hereditaria del poder, pero pronto cobró visos de probabilidad una sucesión parecida en Egipto, Libia e incluso Yemen, y se aventuró la eventual sucesión familiar o dinástica, a falta de herederos directos, en Argelia. En el país magrebí, Abdelaziz Buteflika carece de descendencia pero en los últimos meses de 2010 circuló con fuerza el rumor de que un hermano del presidente, Said Buteflika, cada vez más influyente en los círculos del régimen, podría estar tomando posición para sucederle. Yemen cuenta con la presidencia más longeva en el mundo árabe después de la de Muamar el Gadafi (42 años), con casi
33 años en el poder, incluyendo su jefatura al frente de la república del Yemen del Norte iniciada en 1978. En un discurso del 23 de enero de 2011, el presidente, Ali Abdelá Saleh, se esforzó en calmar los ánimos enardecidos y convencer a los yemeníes de que su hijo mayor, Ahmed Ali, jefe de la guardia presidencial, no le sucedería en el poder, como muchos anuncian. En Egipto, a raíz de los levantamientos populares, el presidente Hosni Mubarak, ha abandonado el poder y con él se han esfumado las aspiraciones de su hijo Gamal…