España destaca en el panorama europeo por la intensidad del proceso de incorporación masiva de la mujer al mercado de trabajo en las últimas décadas. La tasa de actividad de las mujeres españolas, del 70,2 por cien, supera en casi dos puntos porcentuales la europea.
La situación de la mujer en el mercado de trabajo ha venido constituyendo un motivo de preocupación a nivel internacional. En muchos países las mujeres tienen menores posibilidades de acceso al empleo, ocupan puestos de trabajo de menor remuneración, no pueden trabajar todas las horas que desearían o llegan a la jubilación con carreras de cotización más cortas que les dan acceso a una jubilación menor que la del conjunto de los trabajadores. Es por ello que la última reunión de ministros de Empleo y Trabajo del G20, celebrada en Australia, incluyó entre sus conclusiones especial atención a la necesidad de promover el aumento de la participación de las mujeres, como parte de las políticas dirigidas a aumentar la actividad, base necesaria para un crecimiento sostenible. La situación de la mujer no ha permanecido inalterada, sino que ha experimentado profundas transformaciones en los últimos años. En los países de la OCDE, la diferencia en las tasas de empleo entre hombres y mujeres ha caído de 23 puntos en 1990 a 13 puntos en 2012. España es un buen ejemplo de esos cambios: las mujeres han aumentado de forma continua su participación en el mercado de trabajo, incluso durante la grave crisis que ha sufrido el país en los últimos años. Lo han hecho cada vez con un nivel de formación mayor y, para los más jóvenes, de forma cada vez más igualitaria…