Estas tres figuras de la izquierda española ayudaron de modo decisivo a la apertura. De París a Biriatou, pasando por Buchenwald y Madrid, los tres se esforzaron por abrir España a Europa. Este artículo, llamada contra el olvido, da pistas para entender aquel empeño.
¿Por qué escribir en una revista dedicada a las relaciones internacionales sobre tres figuras contemporáneas de la izquierda española como Semprún, Pradera y Claudín? Porque las tres contribuyeron de modo decisivo a internacionalizar España. Durante más de medio siglo –Fernando Claudín se enroló en las Juventudes Comunistas en 1934– se empeñaron los tres, desde la izquierda, en llegar a una España en Europa, conectada al mundo, mientras la dictadura del general Franco mantenía la opción opuesta, una España cerrada, aislada del mundo. No será fácil explicarlo aquí, pero daremos las pistas que tenemos.
El 27 de noviembre de 2011 tenía lugar un simbólico acto en Biriatou, país vasco-francés, en el arranque del Pirineo. Se descubría una estela, obra del español Eduardo Arroyo, en recuerdo de Jorge Semprún. Y se hacía a pocos metros del Bidasoa, el río navarro que hace de línea divisoria entre España y Francia en su tramo oeste. Había más de un centenar de asistentes, sobre todo españoles. El conductor del acto y primer orador fue el alcalde de Biriatou, ayuntamiento de poco más de una decena de casas, con una iglesia y tres fondas.
El acto se transformó pronto en un homenaje no a uno sino a tres españoles. Javier Pradera había muerto seis días antes. Estaban allí, presentes, Jorge Semprún, Javier Pradera y Fernando Claudín, los tres unidos, como dicen los sociólogos, por el vínculo de pertenencia al grupo.