POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 224

Mapa del recién rebautizado “Golfo de América”, junto al histórico escritorio Resolute durante una ceremonia presidida por Donald Trump en el Despacho Oval de la Casa Blanca. (Washington, DC, 28 de marzo de 2025). GETTY

Seis Claves: ¿Golfo de México o Golfo de América?

El presidente Trump se declara dispuesto a expandir el territorio de Estados Unidos, empezando por cambiar el nombre del Golfo de México por Golfo de América.
Pedro Rodríguez
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  1.  – El Golfo de Trump. A la vista de la reacción dentro de Estados Unidos, el entusiasmo por esta alteración de la nomenclatura cartográfica se corresponde con la admiración o rechazo hacia Donald Trump. No faltan quienes piensan que el cambio de nombre es un reflejo del abismo de polarización que fractura a la sociedad estadounidense. En un país donde la gente tiene versiones cada vez más diferentes y contradictorias de la realidad, esta batalla tan nominalista es una cuestión más de las que antes eran indiscutibles y ahora son discutibles.
  2. – Nada es gratis. Autoridades estatales y locales tienen ahora que decidir cómo van a asumir los costes del cambio que viene de Washington. Florida debate una ley que obligaría a las escuelas públicas a utilizar Gulf of America y a cambiar el nombre de una autopista por Gulf of America Trail. Otro proyecto de ley en Alabama forzaría a utilizar el nombre en mapas, documentos, material educativo, sitios web y comunicaciones oficiales, incluso “esfuerzos razonables” para actualizar contenidos más antiguos.
  3. – La resistencia. La Associated Press y el New York Times lideran los medios que insisten en utilizar “Golfo de México”. Esta decisión ha llevado al veto de los reporteros de A.P. en algunos eventos de la Casa Blanca, además de una demanda. Según la agencia de noticias, el Golfo de México ha llevado ese nombre durante más de 400 años y como medio con una audiencia global debe garantizar que los topónimos sean fácilmente reconocibles.
  4. – América Mexicana. El Golfo de México ha tenido muchos nombres, desde el Golfo de Florida hasta el Golfo de Cortés, pero la nomenclatura que quiere cambiar Trump se remonta por lo menos a 1552. La presidenta de México, utilizando un mapa de 1607 muy anterior a la fundación de Estados Unidos y México, ha sugerido un cambio de nombre para su vecino del norte: “¿Por qué no lo llamamos América Mexicana? Suena bonito, ¿no?”.
  5. – Google Maps. El deseo de Trump de renombrar el golfo más grande del mundo no tiene validez internacional. Su orden al Departamento del Interior implica eliminar todas las menciones al Golfo de México en la base de datos geográficos oficial y todas las referencias en la jurisdicción federal. Dentro de la interesada complicidad entre tecno-oligarcas y la Casa Blanca, Google ha eliminado “Golfo de México” en su aplicación Maps dentro de Estados Unidos, pero utiliza las dos versiones en el resto del mundo.
  6. La eterna verdad sobre los mapas. Google no es el primero que se pliega a los deseos de un gobernante. A lo largo de los siglos, los mapas han servido con más frecuencia a fines ideológicos, imperialistas, religiosos y culturales que a la erudición imparcial, como explica el geógrafo Mark Monmonier en su libro How to Lie with Maps. Especialmente los autócratas tienen debilidad por los mapas que expresan reivindicaciones territoriales o grandeza nacional, desde China a Rusia pasando incluso por Hungría.