La invasión rusa de Ucrania, el 24 de febrero de 2022, ha provocado un cambio radical de paradigma en la geopolítica mundial que, si bien ya se venía anunciando, aún sorprende por su intensidad, rapidez y profundidad. Parece que comenzamos una nueva etapa dionisiaca frente a la anterior situación apolínea nacida de los consensos internacionales consecuencia de la caída del muro de Berlín. El entorno VUCA (acrónimo en inglés utilizado para reflejar la volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad de determinadas situaciones) del que se hablaba antes de febrero se ha convertido ahora en un entorno VUCA++, con fuertes concomitancias con una situación de nueva guerra fría. Los países van decantándose en bloques antagónicos, en función de si la defensa del modelo político demo-liberal, de la libre economía de mercado y, en general, del concepto de sociedades abiertas es parte o no de su sistema de gobierno.

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En esta situación geopolítica, el ­ciberespacio se conforma como un nuevo dominio dentro de dicha confrontación. En concreto, el quinto dominio, que junto al sexto –el cognitivo– se convierten en escenarios clave para proteger la seguridad y la estabilidad de las sociedades avanzadas occidentales, plenamente digitalizadas e hiperconectadas.

Regulación y economía digital europeas

La Unión Europea ha tenido que cambiar la forma en que ha afrontado la disrupción digital en los últimos 20 años. A este respecto, se puede decir que las acciones de la UE han resultado ser un gran éxito en cuanto al ejercicio del poder blando, en forma de influencia global en materia de regulación de la sociedad digital. Así, siguiendo su propia esencia como organización, la UE ha ido regulando la economía digital con el objeto de proteger los derechos y las libertades fundamentales de los ciudadanos por encima de todo, como demuestra la aprobación del Reglamento General…