La dimisión de James Baker en 2004 como enviado especial de la ONU tras siete años de dedicación al conflicto del Sahara ha sido vista por algunos observadores como la muerte del ?hasta ahora? plan más imaginativo y viable de los presentados. Saharauis, marroquíes y argelinos tienen que solucionar un conflicto que afecta a países como España, Francia, EE UU o Mauritania.