En junio de 2016, unos meses antes de las elecciones estadounidenses, un joven ejecutivo de inversiones de Silicon Valley publicó unas memorias que se convirtieron en uno de los éxitos de ventas según el New York Times. Se trataba del entonces desconocido J.D. Vance, su libro se titulaba Hillbilly Elegy. En él se narra, en forma de memorias, su vida en medio de la pobreza del cinturón industrial de Ohio, en el seno de una familia disfuncional y cómo logró superar esta situación y ser admitido en la Universidad de Yale para graduarse en Derecho, lo que le abrió las puertas a los estratos más altos de la sociedad norteamericana. Hasta aquí un caso de self-made man americano de manual.
Hillbilly, una elegía rural: Memorias de una familia y una cultura en crisis
J.D. Vance
Deusto, Barcelona, 2017
256 págs.
Sin embargo, la lectura de este libro hay que realizarla en el marco del contexto político y social de aquel momento, un momento donde el ascensor social entonces. En ese marco mostraba al resto del mundo una realidad que nunca se había contado ni había sido considerada desde los polos económicos de las costas americanas. Tanto centristas liberales como conservadores y también progresistas elogiaron entonces estas memorias y en las que se buscaban explicaciones para la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de ese año 2016.
Lo que a primera vista pudiera haber parecido un retrato empático de estas comunidades se torna en una suerte de reafirmación de estereotipos. J.D. Vance muestra un profundo desprecio por los habitantes del pueblo de Ohio del que procede: “no estoy diciendo que merezcamos más simpatía que otras personas”. Y retrata a estas sociedades en términos tales como paletos, vagos, drogadictos y dependientes de la asistencia social sin ahondar en las causalidades que les ha llevado a esta situación. Vance, lejos de sentirse orgulloso de sus orígenes, siente un profundo desprecio por todos ellos, con la excepción de su hermana y sus abuelos. Le repugnan sus vecinos, su ciudad, su gobierno y sus representantes, también su madre estaría incluida en esta partida. Reconoce, eso sí, cómo su familia le salvó de ese pueblo, pero al mismo tiempo les rechaza a ellos y a todo lo que representan.
Vance es, por tanto, fiel a su ideología conservadora y así se centra en los fracasos individuales en lugar de en los sistémicos, denotando un profundo desdén por la gente que no consigue salir de ese agujero. “Había dos tipos de personas”, dice, “aquellos con quienes me comportaba porque quería impresionarlos y aquellos con quienes me comportaba para evitar avergonzarme. Estos últimos eran marginados”. La causalidad está ausente del relato, nunca menciona la crisis de los opioides ni tampoco el papel que jugaron las empresas y las políticas de devastación de las comunidades rurales del medio oeste. La carga de la culpa siempre está en el individuo, “nosotros creamos estos problemas, no el gobierno, no una corporación”, insiste, a pesar de tener muchas pruebas de lo contrario.
«Vance retrata a la sociedad de Ohio de la que procede como paletos, vagos, drogadictos y dependientes de la asistencia social»
Se concentra en la nostalgia de un mundo rural perdido en los Apalaches de donde sus abuelos tuvieron que salir y en el odio a Middletown. Narra la economía urbana, la segregación residencial en áreas concentradas de clase trabajadora pobre junto con la presencia de mansiones decadentes. Con ello muestra su obsesiva preocupación por la clase y la movilidad social.
Esta obra denota su propio interés personal y su arribismo, caiga quien caiga. J.D. Vance comenzó con este libro la construcción de su imagen pública. Esto explica la construcción de su imagen como un héroe populista, la historia de un hombre que surge de la clase trabajadora para alcanzar el éxito gracias a su propio esfuerzo. Un esfuerzo que le ha llevado a virar desde su definición de Trump como “un nuevo Hitler” a ser su compañero de ticket electoral para las elecciones presidenciales del 5 de noviembre de 2024.
Sin duda, la lectura de Hillbilly Elegy es una buena opción para conocer un poco más en profundidad a la persona que, de volver a ganar las elecciones Donald Trump, será vicepresidente de la primera potencia mundial.