A finales de mayo, unos 400 millones de votantes decidirán en qué clase de Europa quieren vivir. En estas elecciones se toma una decisión: ¿se inclinarán los ciudadanos por una Europa fuerte que proteja nuestras libertades, defienda nuestros valores y genere crecimiento y puestos de trabajo? ¿O lo harán por una Europa dividida, arruinada por la deuda y por un sistema financiero inestable a falta de una reforma? En mi condición de candidato del Partido Popular Europeo a la presidencia de la Comisión Europea, estoy a favor de una Europa reunificada; a favor de una Europa más fuerte; y a favor de una Europa más simple, menos burocrática y más eficiente.
Una Europa reunificada, más fuerte y financieramente sólida
La crisis ha dividido Europa: el Norte contra el Sur, el Este contra el Oeste. Produce seria preocupación ver que hoy día menos del 30 por cien de los ciudadanos cree que aún tiene voz en las cuestiones europeas. En Grecia, el porcentaje es de tan solo el 11 por cien. Por eso considero que mi tarea como nuevo presidente de la Comisión es reunificar y reconciliar Europa después de la crisis, y tender puentes entre países y entre personas.
Haber sido designado tanto por los democristianos alemanes como por los griegos del partido Nea Dimokratia tiene un valor más que meramente simbólico. Quiero trabajar por una Europa con la que se puedan identificar los griegos, los alemanes y todos los demás ciudadanos de la Unión.
Europa necesita con urgencia más crecimiento y más puestos de trabajo. Una generación entera se encuentra sin trabajo, sin futuro. Hay que abordar la cuestión con carácter prioritario. Como presidente de la Comisión, trabajaré sin descanso para atajar el paro. La receta que Europa ha aplicado durante la crisis es la correcta: mostrar solidaridad con…