La educación, uno de los pilares de la ayuda humanitaria, se enfrenta a desafíos como el volumen de desplazados, el idioma y los múltiples actores implicados.
A finales de 2016, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) calculaba que había 65,6 millones de personas desplazadas en todo el mundo a causa de las persecuciones, los conflictos, la violencia o la violación de los derechos humanos, una cifra nunca alcanzada hasta ahora. De esta cifra, variable, 40 millones están desplazadas en el interior de su país y 22,5 millones han tenido que refugiarse más allá de sus fronteras. En 2016, 20 nuevas personas se vieron obligadas a huir de su hogar cada minuto. A esta cifra hay que sumarle los más de 10 millones de apátridas a los que les han privado de nacionalidad y de acceso a los derechos elementales como la atención sanitaria, el empleo, la libertad de circulación y la educación.
Varias regiones y poblaciones se ven especialmente afectadas. Es el caso de Siria, donde aproximadamente 12 millones de personas han huido, pero también de Colombia, Afganistán, Irak, Sudán del Sur, la República Democrática del Congo, Somalia, Nigeria, Ucrania, Yemen, la República Centroafricana y Eritrea.
Los desplazados alrededor del Mediterráneo
Actualmente, ACNUR identifica dos crisis diferentes que provocan que haya migrantes y refugiados alrededor del Mediterráneo: la “situación del Mediterráneo” y la “respuesta regional a los refugiados sirios”. La primera está sobre todo relacionada con la llegada de poblaciones migrantes que tratan, por diversas razones, de entrar en el espacio Schengen. Los datos actuales muestran que el número de migrantes está disminuyendo en ese espacio: cerca de 200.000 en 2014, más de un millón en 2015, 300.000 en 2016 y 125.000 hasta septiembre de 2017. Los países de procedencia de los inmigrantes que llegan a…