La eliminación a escala mundial de los proyectiles norteamericanos y soviéticos de alcance medio-largo (LRINF) y medio-corto (SRINF) con base en tierra –esto es, la opción “cero-cero” sobre, la que puede haber acuerdo en Ginebra– no hará que deje de ser válida la estrategia de respuesta flexible; sin embargo, será preciso afianzar los medios que constituyen el soporte material de la estrategia de la OTAN.
Será necesario dicho afianzamiento por cuanto para sustentar un factor de disuasión digno de respeto la OTAN ha de mantener la adecuada combinación de fuerzas efectivas de tipo convencional y nuclear. Uno y otro tipo resultan indispensables. Por tanto, y en medio de los esfuerzos desplegados y que desplegaremos en busca de la reducción de las armas nucleares en Europa, es preciso tener presente que uno de los elementos esenciales que permiten a la OTAN disuadir al Pacto de Varsovia de toda agresión es la presencia de misiles, aviones y artillería capaces de lanzar cargas nucleares. Tampoco ha de olvidarse la importancia que tiene el que esos dispositivos armamentísticos se hallen repartidos por diversos países de la OTAN, pues de ese modo toda respuesta nuclear sería considerada una “respuesta total de la OTAN”.
Estoy convencido de que, si adoptamos esas medidas –esto es, si afianzamos debidamente las fuerzas militares de la OTAN–, ésta podrá disuadir la guerra de igual modo que lo ha hecho durante los últimos treinta y ocho años. Estoy por ello de acuerdo con las conclusiones a que llegaron los ministros de la OTAN en la reunión de junio de Islandia, y asimismo con las negociaciones que se desarrollan en Ginebra para la eliminación de las armas LRINF y SRINF norteamericanas y soviéticas.
Una vez establecido un acuerdo sobre INF, tendré la obligación, como comandante en jefe de las fuerzas de…