La unidad de acción occidental experimentada en la respuesta a Rusia durante las últimas semanas ha sido imponente, una sorpresa para muchos, explicable por la gravísima situación para la seguridad europea que ha supuesto la invasión de Ucrania. En el pasado, la división, de forma especialmente intensa al tratar con Rusia, ha sido el gran talón de alquiles que ha mermado la capacidad de la Unión Europea para dotarse de una auténtica política exterior. Hoy las cosas han cambiado de manera casi radical, pero cabe preguntarse si la unidad de los aliados resistirá conforme el escenario en Ucrania evolucione. Una guerra larga o el recrudecimiento de los ataques a civiles tensionarán, sin duda, el actual concierto occidental.
La contundencia de la respuesta occidental, por ahora, es formidable. En pocas semanas, se han puesto en marcha hasta cuatro rondas de sanciones, se han congelado activos del Banco Central de Rusia en…