Mercosur ha sido concebido, desde el principio, para que los países iberoamericanos puedan insertarse mejor en la economía globalizada, y su dinámica va a ayudar a una recuperación más rápida del ritmo del crecimento. Pero el ímpetu integrador no se acaba en Mercosur, se proyecta al continente europeo y al mundo. La Unión Europea es un gran mercado y un gran inversor, del que se debe aprender.