El sistema internacional se reconfigura en torno a un nuevo centro de gravedad: el Sureste Asiático, que sustituye a Oriente Próximo como campo de juego de las grandes potencias. Como explica Josep Piqué, el estrecho de Malaca es hoy el área más estratégica del mundo. En ella, EEUU y China despliegan todos sus recursos para inclinar la balanza global a su favor.
El tiempo de buscar compromisos, acomodo, parece haber quedado atrás. Según Elizabeth Economy, EEUU ha apretado el botón de reiniciar en su relación con China y ya no la percibe como una amenaza bilateral, sino como un desafío al orden liberal internacional. ¿El resultado? Un esfuerzo frenético de los actores de la política exterior de EEUU –Casa Blanca, departamento de Estado, Congreso– por desarrollar una estrategia coherente y efectiva hacia China.
Las tres cartas de POLÍTICA EXTERIOR (América, China y Europa) son en este número una verdadera correspondencia entre embajadores sobre la tensión China-EEUU. Según Jaime de Ojeda, con Donald Trump los “halcones” se han enseñoreado de Washington, promoviendo un artificioso enfrentamiento con Pekín que ignora décadas de entendimiento. Ya es tarde para parar a China, sostiene Eugenio Bregolat, solo es posible frenarla al precio de convertirla en enemigo, dañando la economía global, la de Europa en primer lugar. Atrapada en mitad de la creciente rivalidad, la Unión Europea debe decidir, según Fidel Sendagorta, si plantar cara o resignarse a ser mero escenario de la batalla.
India afronta un dilema similar, explica Georgina Higueras, obligada a mantener el equilibrio entre su poderoso vecino y su aliado estratégico, mientras busca afianzarse como potencia regional. Y los vecinos más pequeños de China en el Sureste Asiático también sienten el choque de placas tectónicas. La exhibición de músculo económico, militar, político y tecnológico chino ha desatado un temor generalizado en la región, afirma Isidre Ambrós.
Pekín no las tiene todas consigo, acosado en frentes “domésticos” como Hong Kong y Taiwán –analizado por Xulio Ríos– y exteriores como el coronavirus. Según Laurie Garrett la pandemia con origen en Wuhan es una crisis existencial para Xi Jinping. Una tormenta perfecta que para Kenneth Roth no augura nada bueno en materia de derechos humanos. Cosas de la Realpolitik.