Según el historiador Michael Beschloss, casi todos los presidentes entendían que sus alocuciones ante monumentos nacionales debían unificar a la nación, no dividirla con actos partidistas. Pero en un año electoral, Trump lo subordina todo a su reelección, incluida la verdad. Aunque algunas –más bien pocas– de las manifestaciones en protesta contra del asesinato de George Floyd en Minneapolis derivaron en disturbios y saqueos, la mayor amenaza de violencia en el país no proviene de los grupos antifascistas sino de los neonazis, el supremacismo blanco y el Ku Klux Klan.
Según la Liga Antidifamación, en la última década el 75% de los asesinatos relacionados con actividades extremistas fueron cometidos por motivos racistas. En 2016 episodios de violencia de carácter racista provocaron el 20% de las muertes relacionadas con actos terroristas. En 2018, fue el 98%.
El director del FBI, Christopher Wray, dijo en una comparecencia en febrero ante el Congreso que el racismo fue la principal razón “ideológica” de los incidentes violentos con víctimas mortales de los últimos dos años. En 2019 se registró el mayor número de muertes por violencia racial desde el atentado de Oklahoma de 1995, en el que murieron 198 personas.
Solo en el ataque de un supremacista blanco en agosto de 2019 contra un centro comercial en El Paso (Tejas) murieron 22 personas, casi todos hispanos locales o mexicanos que habían cruzado la frontera para hacer compras. El pasado 30 de mayo en Las Vegas la policía detuvo a tres boogaloo boys –miembros de una difusa red online de grupos racistas que suelen vestirse con llamativas camisas hawaianas– armados con fusiles automáticos y que se dirigían a atacar una protesta del movimiento Black Lives Matter. Los boogaloo boys, que buscan instaurar un Estado supremacista blanco, han aprovechado los confinamientos de la pandemia para redoblar su…