La Unión Europea no es una isla ni puede vivir al margen de lo que ocurra a su alrededor. El proyecto de construcción europea es una entidad geopolítica en constante interacción con el resto del mundo. Eso ocurre a través de los diferentes tipos de intercambios, la circulación de ideas, los movimientos humanos y las reverberaciones de las crisis internacionales. El mundo árabe tiene la particularidad de estar situado en un ámbito geográfico donde la UE tiene intereses vitales o de gran importancia (geopolíticos, económicos y energéticos, así como la necesidad de proteger a sus ciudadanos, gestionar las migraciones, contener o resolver conflictos y prevenir la proliferación de armas de destrucción masiva, entre otros). No resulta aventurado decir que el mundo árabe es una región donde está en juego el futuro de la misma Europa.
La UE es consciente de lo que se juega en su vecindario sur, pero su política hacia el mundo árabe se ha visto socavada por un proceso de toma de decisiones deficiente, las interferencias de sus relaciones con Israel, la competencia entre los propios Estados europeos y la superposición de iniciativas políticas que generan confusión. Esas iniciativas han llevado apelativos como “cooperación”, “asociación”, “vecindad” o “unión”, pero han eclipsado la relación euroárabe en favor de divisiones geográficas que no responden de forma satisfactoria ni a las necesidades de las poblaciones europeas ni árabes, ni al imperativo de construir unas relaciones equilibradas con una visión estratégica a largo plazo.
Los intereses de la UE en el mundo árabe
Entre los múltiples intereses que la Unión tiene en su vecindario árabe cabe destacar cuatro categorías: geopolíticos, económicos, energéticos y migratorios. Emplazado en el punto de intersección de tres continentes, el mundo árabe es un nodo geográfico y un lugar de paso para el transporte marítimo, aéreo y terrestre….