Con 3,2 billones de dólares en reservas y un enorme superávit con la UE, su mayor socio comercial, muchos líderes europeos han mirado a China en busca de apoyo ante los problemas de deuda. Varias razones explican por qué Pekín no ha respondido a la llamada europea.
El presidente chino, Hu Jintao, encabezó la amplia delegación que acudió a la cumbre del G-20 celebrada en Cannes el 3-4 de noviembre de 2011. Con anterioridad a la cumbre, muchos líderes de la Unión Europea se habían mostrado convencidos de poder contar con amplios apoyos por parte de China a la hora de solventar la crisis de deuda europea, pero se equivocaron de pleno. Hu no solo no prometió ayuda material alguna, sino que afirmó ante el resto de líderes del G-20 que los pueblos europeos y sus líderes habrían de emplearse con sabiduría en corregir sus propios problemas.
¿Qué pasa con Europa? ¿Qué piensan el presidente y la población china? ¿Por qué no ofreció China ninguna ayuda, más allá de algún desesperanzador comentario?
Podría deducirse que Pekín quiere apoyar financieramente a Europa, pues si Europa se hunde, la economía china sufrirá las consecuencias. No en vano, la UE es su principal socio comercial. Además, China tiene la oportunidad de adquirir activos baratos en Europa que le reportarán en el futuro una buena rentabilidad. Ante todo, para Durão Barroso y otros muchos en Europa, China se halla ante una ocasión única de hacer explícita su voluntad de ayudar al Viejo Continente, que en el pasado menospreció el emergente poder chino. Asistiendo a la UE, China podría demostrar que es capaz de salvar incluso al primer bloque económico del mundo, haciendo gala de su extraordinaria fuerza y consolidándose como la más importante potencia en crecimiento del mundo, tanto a nivel económico como político….