Una de las principales facetas de la acción de un presidente de gobierno es representar a su país ante sus socios y amigos en el mundo y en los principales foros internacionales. Uno de los grandes objetivos que me marqué como presidente es situar España en la posición que le corresponde en la escena internacional para defender los intereses de los españoles, guiado por los valores y principios que nuestro país quiere encarnar, también más allá de sus fronteras.
En los últimos años, la imagen internacional de España se había diluido, consecuencia de una falta de ambición y una evidente desatención a los desafíos de la política internacional. Desde mi llegada al gobierno he buscado, antes que nada, situar España en el centro decisorio de la Unión Europea, que es el lugar que le corresponde. Hemos establecido un diálogo constructivo con nuestros socios europeos, basado en la capacidad de propuesta, el espíritu de pacto y la defensa firme de los intereses de España.
Además de haber asumido esas responsabilidades de liderazgo en la UE, en estos meses España ha recuperado presencia en América Latina, en Naciones Unidas, en el G20 y en nuestras relaciones con los países del Mediterráneo y del Sahel. Ha recuperado presencia con aliados estratégicos en Asia, y también ha contribuido a la relación transatlántica de seguridad en el seno de la OTAN. Mi gobierno ha actuado siempre guiado por la defensa de los intereses y los valores de los españoles, promoviendo la democracia, la libertad, la igualdad y el pleno respeto de los derechos humanos.
Impulsar la toma de decisiones en la UE
Mi compromiso con el proceso de construcción europea y el modelo de vida que representa es firme e inequívoco. Es un modelo basado en la dignidad de la persona, los derechos humanos,…