Los análisis de coste de ciclo de vida de las distintas fuentes de energía disponibles en la actualidad demuestran que la energía nuclear es competitiva para lograr en Europa una producción de electricidad más sostenible, menos intensiva en CO2 y más segura.

La elección de una tecnología en lugar de otra puede suponer ventajas diferentes a cada uno de los grupos de interés: consumidores de electricidad, poblaciones vecinas, contribuyentes, accionistas, generaciones futuras, industria, trabajadores, medio ambiente… Es difícil proclamar a priori que generará solo vencedores y no perdedores. De ahí la necesidad de evaluaciones completas y de procesos adecuados de implicación social para preparar la toma de decisiones. De ahí también la necesidad de un mix energético bien equilibrado, dado que ninguna tecnología puede resolver por sí sola el espectro total de necesidades.

En respuesta a tales necesidades, la Comisión Europea creó en 2007 el Foro Europeo de Energía Nuclear (ENEF) como proceso dirigido a múltiples grupos de interés. Entre los grupos de trabajo que se crearon para estudiar los aspectos referentes a oportunidades, amenazas y transparencia de la energía nuclear, uno se dedicó a la evaluación de la competitividad respecto a otras tecnologías actualmente existentes para la generación de energía eléctrica de base. Su objetivo principal era elaborar un sólido documento de debate sobre la competitividad de la energía nuclear en Europa para lograr una producción de energía eléctrica más sostenible, menos intensiva en CO2 y más segura. Desde el principio, la “competitividad” no se consideró solo como el hecho de ser atractiva desde el punto de vista económico, sino que incluía también su comportamiento en las áreas de impacto ambiental y aceptación social; en resumen, se trataba de evaluar su grado de sostenibilidad.

El grupo de trabajo recogió aportaciones de los distintos grupos de interés: el sector, instituciones…