Nietzsche proclamó la muerte de Dios. Hoy el bajo crecimiento, los tipos de interés negativos y la deflación proclaman la de Milton Friedman. Las certezas que guiaron las políticas fiscales y monetarias del pasado se resquebrajan, mientras la globalización es cuestionada. Ante el relevo de Mario Draghi por Christine Lagarde en el Banco Central Europeo y en un escenario de ralentización económica, POLÍTICA EXTERIOR dedica la parte central de este número a la intersección del dinero, las ideas y el poder.
Un primer paso es reconsiderar lo asumido. Otro, que los economistas entonen algún mea culpa. Es precisamente lo que hace Paul Collier cuando reconoce la necesidad de un análisis más equilibrado de las ventajas e inconvenientes de la globalización, hasta ahora acogida como un todo o nada. Miguel Otero aborda el futuro del euro a través de un preliminar sugerente: ¿qué es el dinero? Y Jo Michell obliga a replantearse los principios rectores de la economía con su análisis de la Teoría Monetaria Moderna. A lo novedoso se une lo desconocido: la banca en la sombra, cara oculta del sistema financiero y fuente de riesgo sistémico, cuyo funcionamiento desgrana Oddný Helgadóttir.
¿Qué hacer? Para Mark Blyth, el activismo monetario no da más de sí. Urge rescatar las políticas fiscales, aparcadas desde 2010, y superar el miedo a la inflación instalado en el imaginario occidental durante el siglo XX, sobre todo a partir de los años setenta. Juergen B. Donges defiende la perspectiva clásica y asegura que la solución es otra: aumentar la flexibilidad laboral y fiar el bienestar social a la innovación. Una recesión podría precipitar estos cambios y fortalecer el crecimiento futuro. Y Adam Tooze incorpora la que será la misión clave de los bancos centrales: combatir el cambio climático. ¿Su función? Asegurar que el dinero no sea un obstáculo en esta batalla.
Resulta imposible no analizar en noviembre de 2019 lo que sucedió en 1989. Hace 30 años cayó el muro de Berlín. Mary Elise Sarotte, Rachel Tausendfreund y Àngel Ferrero analizan los claroscuros de este proceso, que también merece la pena revaluar. Y es que, como observó John Maynard Keynes, la dificultad no se encuentra en aprender ideas nuevas, sino en lograr escapar de las antiguas. ●