La Unión Europea está atrapada por el miedo. Los acontecimientos que lo originan son diversos y complejos, y la forma en que están siendo abordados no contribuye a su solución. Por el contrario, está debilitando el poder de las normas, las instituciones y los propios Estados de la UE, hasta el punto de que la debilidad se ha convertido en el mayor riesgo para Europa.

La posibilidad de nuevos atentados en suelo europeo, los desafíos de Rusia, la desestabilización de los países de la orilla sur del Mediterráneo, la llegada de refugiados e inmigrantes, el persistente estancamiento económico y un triunfo del Brexit en Reino Unido componen la lista de temores. La primera consecuencia de la actual situación de parálisis es el avance del antieuropeísmo, del populismo y de corrientes xenófobas, cuando no abiertamente islamófobas. Son precisamente estas fuerzas en auge las que han monopolizado el debate sobre los problemas de la UE, llegando a marcar en gran medida la respuesta comunitaria en el caso de la crisis de refugiados, en la que se ha impuesto el cierre de fronteras a través de un acuerdo de retorcida legalidad con Turquía.

En el caso del terrorismo de origen islamista, las medidas adoptadas han sido insuficientes e ineficaces. Como analizan en este número Judy Dempsey y Fernando Reinares, el celo de los servicios de información nacionales ha impedido la puesta en marcha de una inteligencia compartida, imprescindible ante la amenaza del terrorismo transnacional. Y, lo que es peor, ha dejado inoperativos los sistemas de coordinación existentes desde hace años en el seno de la UE. Han fracasado también las estrategias contra la radicalización, destinadas sobre todo a las segundas generaciones de emigrantes. El reclutamiento de terroristas europeos es un hecho probado de causas y efectos inquietantes.

La crisis que supone el ‘Brexit’ tiene un punto final el 23 de junio que se convertirá al día siguiente en un punto de partida para la UE

En la crisis de los refugiados y la gestión de la inmigración económica se han impuesto políticas defensivas que dan la espalda no solo a la legalidad internacional, sino a la realidad detrás de la movilidad de personas, a las necesidades económicas y demográficas de Europa y a los factores de atracción que los países europeos ejercen y seguirán ejerciendo. Mientras se buscan soluciones de urgencia, el debate sobre la inmigración ha caído en las manos de las fuerzas populistas y xenófobas, que unen grotescamente terrorismo con inmigración o manosean de forma irresponsable cuestiones de identidad nacional de nefastos precedentes en Europa.

El próximo editorial de Política Exterior se publicará en julio. Habrá pasado ya la fatídica fecha del 23 de junio, día que los británicos decidirán su futuro en Europa o fuera de ella. Será el momento de la verdad para la UE, independientemente del resultado. El proceso de renegociación y la celebración de la consulta habrán alterado el proyecto europeo para siempre. Por ello, el referéndum sobre Brexit será un punto cero para Europa. No hay excusas para que la política arranque de nuevo en Bruselas y en cada capital de la UE, a 28 o 27 miembros. A diferencia de los otros temores que invaden a los europeos, la crisis británica tiene un punto final que la UE debe convertir, ineludiblemente, en punto de partida.

Política Exterior da la bienvenida a María Soledad Loaeza como miembro de su consejo asesor. Profesora e investigadora del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México, Loaeza ha impartido clases desde 1976 en diversas universidades de México, así como en Oxford, Harvard, Colum­bia, Salamanca, la London School of Econo­mics y el Instituto de Estu­dios Políticos de París.

Soledad Loaeza refuerza la vocación latinoamericana de Política Exterior desde su primer número en 1987, con la creciente presencia de firmas procedentes de prácticamente todos los países de la región, pero de forma destacada de autores de Brasil, México, Perú, Argentina, Colombia, Ecua­dor y Venezuela. Hoy más del 70% de los usuarios de politicaexterior.com procede de América Latina y Estados Unidos. México es, después de España, el país donde mayor difusión tienen nuestros contenidos en papel y digitales. El objetivo es seguir haciendo de Política Exterior la publicación de referencia de análisis internacional en español.