POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 219

Bandera ondeando al revés (señal de emergencia extrema) ante la sede del Congreso de Estados Unidos, durante la interrumpida certificación de los resultados electorales del 2020. (Washington D.C., 6 de enero 2021). GETTY

Polarización y el discurso de la megaidentidad

Estados Unidos vive una polarización sin precedentes entre dos megaidentidades alimentadas por el sectarismo político y el partidismo negativo que seguramente no se va a acabar aunque gane Biden.
Fernando Vallespín
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Sea cual sea el enfoque desde el cual procedamos a analizar las próximas elecciones estadounidenses, hay un término que hará su aparición de forma inevitable: polarización. Detrás del mismo, y esto no se le escapa a nadie, se encuentra un fenómeno aparentemente simple, pero cuyas causas son más difíciles de desentrañar. Digo que es simple, porque su misma semántica nos remite a la idea de oposición radical entre dos o más posturas o posicionamientos políticos y a la dificultad creciente de aminorar o “negociar” sus diferencias. Lo característico de la polarización es que en ella apenas nadie hace de tampón entre los dos extremos. Es complejo, porque hunde sus raíces en procesos de cambio social en los que se entrelazan tantas variables que es imposible recurrir a explicaciones sencillas. El recurso a la peculiar personalidad de Donald Trump, por ejemplo, puede ser eficaz para personalizar la acción polarizadora, pero inútil para explicar por qué un personaje tan chabacano, demagógico y simplón puede alcanzar tan altas cotas de eficacia política.

 

«Mientras el Partido Demócrata se estabilizó en torno a Biden, el radicalismo de Trump penetró en todos los poros del Republicano»

 

Con todo, son ya tantos los estudios aparecidos sobre este fenómeno en Estados Unidos que sus líneas básicas nos son bien conocidas. A este respecto fue fundamental la aparición del libro de Ezra Klein, Why We’re Polarized (2020), porque nos permite comprender cómo un sistema bipartidista con una afiliación política débil, que tradicionalmente permitía acoger el pluralismo de la sociedad americana, fue dando paso poco a poco a la creación de dos grandes bloques dotados de cohesión identitaria interna y enfrentados de modo casi visceral en prácticamente todas las cuestiones con dimensión público-política. Un país que tendía a ser visto como “desideologizado” y con bajos niveles de…

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