El gorbachevismo es en el fondo una repetición de intentos anteriores para reformar la economía soviética, para conseguir que marche el sistema, con la originalidad de que la reforma económica no funcionará sin reforma política. Así, pues, hay una serie importante de reformas políticas relacionadas con lo que se hace en el terreno económico. Fundamentalmente creo que las empresas soviéticas no serán realmente autónomas mientras siga habiendo en el Gobierno 83 ministerios de los que, si no me equivoco, 60 son ministerios económicos. Se trata, pues, del Gobierno más nutrido del mundo, y a este Gobierno habría que añadir seiscientos ministerios de Repúblicas que dirigen igualmente la economía. Mientras la situación siga así habrá problemas de funcionamiento de la economía para las empresas y ni siquiera las tentativas que se hacen por limitarlos y reducir el aparato de esos Ministerios –desde 1987 se han despedido, al parecer, muchas decenas de miles de funcionarios–, bastan, a mi juicio, para transformar la naturaleza y el enfoque del planteamiento administrativo de la economía. La reforma no será real hasta que se hayan suprimido decididamente esos ministerios sin contentarse con su reducción.

En el plano político hay dos aspectos muy importantes: la glasnost de una parte y la reforma política de la otra. Con mala intención se podría decir que la glasnost es el único resultado de la perestroika. El único resultado concreto es esta enorme explosión democrática en la prensa junto a muchas confesiones sobre el pasado. Digamos sencillamente que en este terreno se asiste al retorno a un concepto normal occidental de la información, es decir, a ofrecer una mayor objetividad en la relación de los hechos y más sentido común en la interpretación.

Mencionemos de, pasada que esto ha permitido descubrir esta nueva noción que es la opinión pública en la…