Para generar un renacimiento científico el mundo islámico debe desarrollar primero una cultura que estimule la indagación crítica, el pensamiento libre y el cuestionamiento de la autoridad. Las inversiones de la última década dan un punto de apoyo, pero se requiere tiempo y paciencia.
Las conversaciones acerca de la ciencia y la innovación en el mundo islámico de hoy suelen comenzar con un recuerdo nostálgico de los “buenos viejos tiempos”, cuando las regiones que forman el actual universo musulmán ocupaban una posición dominante en gran parte del mundo en su búsqueda del conocimiento en ambas formas, es decir, el descubrimiento científico y la innovación tecnológica, y acaban con un sentimiento de impotencia por las cosas irremediablemente perdidas para esta comunidad de 1.500 millones de personas. La gente se esfuerza –con frecuencia de manera más bien superficial– por descubrir las causas de esta decadencia. Se habla de teorías de la conspiración; a veces se echa la culpa a la religión y a la cultura; otras, a las circunstancias políticas.
Pero, hasta hace muy poco, el mundo musulmán ha seguido avanzando en el tiempo, casi como un sonámbulo, mostrando pocos signos de vida científica. Más o menos…
Un pasado glorioso
Si bien es cierto que hoy día los musulmanes suspiran con nostalgia por una época pasada y prácticamente olvidada por todos los demás, también lo es que no les faltan razones para hacerlo. Hubo un tiempo en que el mundo musulmán fue la cuna del nuevo conocimiento científico y tecnológico mundial. En muchos sentidos, el mundo islámico, desde Bagdad en el Este hasta Asia Central en el Norte y España en el Oeste, y más tarde los mogoles de Delhi y los otomanos de Estambul, dotó al mundo de liderazgo científico y desempeñó un papel decisivo en el alumbramiento del Renacimiento europeo. El…