Detener la proliferación de armas nucleares, asegurar el uso pacífico de la energía nuclear y trabajar por el desarme son los tres pilares del TNP. Limitaciones institucionales y falta de colaboración de algunos países han debilitado uno de los instrumentos clave de la seguridad mundial.
El discurso de Barack Obama en Praga el 5 de abril de 2009 dio nuevos bríos a las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia para reducir los arsenales nucleares, el compromiso de Washington de ratificar el Tratado de Prohibición Total de Ensayos Nucleares (CTBT, en inglés) y otras iniciativas que demuestran la disposición de la administración norteamericana para recuperar el liderazgo en el régimen de no proliferación nuclear. En el año transcurrido, EE UU ha presidido una sesión histórica en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas dedicada en exclusiva a cuestiones nucleares, ha negociado un nuevo Tratado para la Reduccion de Armas Estratégicas (START, en inglés) con Rusia al tiempo que revisaba la política estadounidense sobre armas nucleares, y entre el 12 y el 14 de abril congregó en Washington a más de 40 jefes de Estado para reanudar los esfuerzos encaminados a prevenir el terrorismo nuclear y mantener bajo control el material fisible vulnerable.
EE UU reconoce que el régimen de no proliferación está enfermo y necesita recuperarse. Sin embargo, ¿involucrar en las discusiones a Estados sin armas nucleares, conseguirá sacar adelante el plan estadounidense en la Conferencia de Revisión del Tratado de No Proliferación (TNP) que se celebra en Nueva York del 3 al 28 de mayo? ¿Cuáles son los obstáculos y qué otras estrategias y pasos son necesarios?
Es necesario poner en perspectiva la Conferencia de Revisión. ¿Cuáles son sus objetivos y limitaciones? ¿Cómo definen los Estados el éxito y el fracaso de la conferencia? ¿Qué objetivos son realistas? La…