Autor: Bárbara Azaola, Thierry Desrues, Miguel Hernando de Larramendi, Ana I. Planet y Ángeles Ramírez
Editorial: Comares
Fecha: 2023
Páginas: 464
Lugar: Granada

Pensar el Mediterráneo

Desde múltiples disciplinas, esta obra colectiva nos acerca a los espacios mediterráneos desde distintas escalas (de lo internacional a lo local, del Estado al cuerpo) e invita a reflexionar sobre cómo la superposición de crisis de distinta naturaleza ha generado cambios en y entre las dos orillas del Mediterráneo Occidental.
Alicia Olmo Gómez
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Nombrar el “Mediterráneo” es evocar toda una suerte de símbolos. Pensar el “Mediterráneo” es tomar conciencia de ello, para después (y solo después) reflexionar sobre los espacios que ocupan y construyen –que no reproducen– estas representaciones.

La obra colectiva Cambio, crisis y movilizaciones en el Mediterráneo Occidental nombra y piensa los espacios mediterráneos desde distintas escalas (de lo internacional a lo local, del Estado al cuerpo) e invita a reflexionar sobre cómo la superposición de crisis de distinta naturaleza ha generado cambios en y entre las dos orillas del Mediterráneo Occidental.

El objetivo de comprender cómo las coyunturas críticas afectan a distintos espacios de un mismo Mediterráneo explica la división de la obra en tres grandes bloques. Esta división responde al tipo de espacio observado, distinguiéndose entre estudios centrados en el espacio regional (primera parte), en el espacio político particular de las migraciones internacionales (segunda parte) y en el espacio doméstico (tercera parte). Cada uno presenta particularidades y dinámicas propias, lo que no impide encontrar elementos comunes en unos y en otros.

El estudio del espacio regional muestra, al menos, dos cuestiones clave. En primer lugar, cómo determinadas coyunturas internacionales han favorecido ciertas representaciones (y “autorrepresentaciones”) del escenario magrebí. En segundo lugar, cómo estas representaciones han influido en las relaciones entre este subsistema regional y el resto del mundo, pero también en las propias relaciones intramagrebíes. Estas cuestiones se validan a través del examen crítico de conceptos que encierran lógicas y representaciones de poder –como el chassé gardée francés– y de contraponer actuaciones estatales y representaciones a través de distintos recorridos históricos. Las formas de percibirse y de ser percibido, marcadas por las coyunturas en las que se enmarcan, explican así las continuidades y discontinuidades observadas en las relaciones entre los países magrebíes y el resto de actores del sistema internacional.

Las percepciones del “otro” y de uno mismo son también importantes en los estudios referidos al espacio particular de las migraciones internacionales. En esta ocasión, los efectos de la superposición de crisis y la alteración de representaciones se observan no solo a través de los Estados y sus acciones, sino también a través de los cuerpos y de su forma de disponerse (discursiva o materialmente) en el espacio. La atención dada a las distintas formas de representar el islam o el género y la sexualidad, por ejemplo, permiten entender hasta qué punto una construcción discursiva puede decidir si un ciudadano/a “mediterráneo/a” puede ser tratado/a como tal a uno u otro lado del Mediterráneo. Especialmente sugerente es la invitación a dar un paso más allá, llegando a pensar el cuerpo como espacio de respuesta o protesta frente a las representaciones impuestas. Esta invitación se concreta en diferente análisis de gran valor –llevados a cabo a través de extensos trabajos de campo– en los que se contraponen, de forma clara, las representaciones construidas a la cotidianeidad habitada.

Los análisis sobre los espacios domésticos de Marruecos, Argelia y Túnez permiten seguir indagando sobre los impactos que la superposición de crisis ha tenido en los lugares estudiados. También siguen mostrando la clara conexión existente entre las coyunturas críticas y las representaciones que moldean las acciones de los actores contemplados. La particularidad de este espacio reside, sin embargo, en el hecho de que, en esta ocasión, se pueda llegar a observar cómo una misma crisis es percibida de forma distinta por actores de un mismo Estado. De esta forma, el lector puede llegar a comprender qué cuestiones imperan en el posicionamiento de distintos actores nacionales (desde élites políticas hasta la sociedad civil) ante determinadas coyunturas o ventanas de oportunidad.

Las percepciones y/o representaciones de aquí y de allá y sus implicaciones a la hora de pensar y habitar los espacios mediterráneos terminan de repensarse en el posfacio de la obra. Un acertado título, “Muerte y ocio en el Mediterráneo”, sintetiza su contenido. De él se concluye que las coyunturas críticas y las representaciones que se movilizan con relación a ellas llegan a marcar el destino final de las personas que se mueven entre ambas orillas del Mediterráneo Occidental.

El hilo conductor –las reflexiones centrales de las que nace esta investigación, en realidad– no es el único punto en común de los 22 capítulos que la componen. Lo común es el dominio de categorías de distintas disciplinas científicas, el profundo conocimiento del terreno sobre y desde el que se habla y, ante todo, el interés y el compromiso con los espacios mediterráneos y las personas que lo habitan. Estos elementos compartidos explican los procesos y resultados que se presentan en este estudio y hacen de él una obra de referencia para todo aquel interesado en los distintos mediterráneos posibles, con indiferencia de la posición disciplinar desde la que crea acercarse a la(s) realidad(es).