Las patentes y los derechos de autor son vertientes de la propiedad intelectual. En ambos casos, la protección adquiere un carácter universal en los siglos XVIII y XIX. Los derechos de propiedad han sido fundamentales en el andamiaje de los sistemas económicos de libre mercado.
El 14 de febrero de 1876 la Oficina de Patentes de Estados Unidos reconoció con el número 174.464 a Alexander Graham Bell el derecho exclusivo de aplicar y utilizar su «metodología e instrumental para transmitir la voz y otros sonidos telegráficamente». Aquel día, Elisha Gray depositaba en la misma Oficina de Patentes una demanda de «notificación de invención» de un aparato para la transmisión de sonidos. Aunque Gray siempre mantuvo las pretensiones de su notificación lo cierto es que por los motivos que fueran, Bell fue el único que permaneció en la carrera como un innovador y emprendedor en el desarrollo técnico y comercial del teléfono…