El destino de las civilizaciones antiguas estuvo ligado al sistema alimentario. Salvar la nuestra requiere equilibrar la población, erradicar la pobreza, transformar el sistema energético y aumentar la productividad de los recursos hídricos. Hoy disponemos de los medios para hacerlo.
La agricultura mundial se enfrenta a retos desconocidos hasta ahora. El mayor desafío para los campesinos ha sido siempre producir suficiente para llegar a la siguiente cosecha. Pero este reto va en aumento a medida que las tendencias recientes –descenso de las capas freáticas, estabilización del rendimiento del grano y subida de las temperaturas– junto a la erosión del suelo ralentizan el aumento de la producción. Como resultado, las reservas mundiales de cereales han descendido de un promedio de 107 días de consumo hace una década a 74 días de los últimos años…