Tras la crisis financiera asiática de 1998 se ha discutido si la libertad de circulación de capitales ha sido una de sus causas. Eso significaría que sólo mediante el control de capitales podrían evitarse nuevas tormentas financieras. En realidad, las crisis son reacciones a errores políticos o a shocks externos, que requieren un sistema financiero estable, más que mecanismos de control.