Los Estados son sistemas abiertos que como tales necesitan para su supervivencia desarrollar estructuras que cumplan adecuadamente la función de adaptación al entorno (Aberlee y otros). El argumento básico tradicional se articula en la siguiente cadena:
- Sea por la propia naturaleza humana sea por causas históricoestructurales, la guerra entre Estados es una práctica común en esta adaptación al entorno.
- Por tanto, todo Estado debe estar preparado para su propia defensa ante la amenaza de un ataque externo.
- La estructura/organización encargada de llevar a cabo esta función son los ejércitos que requieren para ello recursos humanos y materiales.
- Parte de los recursos humanos necesarios para que los ejércitos cumplan su función se han reclutado históricamente, en el occidente europeo, a partir de la Revolución Francesa, a través del servicio militar obligatorio.
- La posible sustitución de este reclutamiento forzoso por uno voluntario remunerado plantea problemas de eficacia y eficiencia y abre un debate que tiene repercusiones en toda la cadena argumental mencionada.
a) ¿Dónde está la amenaza? De la necesidad que cualquier sistema abierto tiene de mantener una adecuada relación con su entorno no se deriva que la guerra sea necesaria puesto que caben otros muchos tipos de relaciones a adaptar entre los
Las recientes convulsiones ideológico-políticas que han tenido lugar en los países comunistas no han hecho más que afianzar una opinión pública española que tradicionalmente no “percibe” ninguna amenaza desde el exterior. Diferentes encuestas realizadas en la década de los 80 (véase el Banco de Datos del CIS o mi informe sobre “Defensa y Opinión Pública”, OTAN, 1989) muestran que más del 50 por cien de los españoles mayores de edad no creen ni que España tenga enemigos externos ni que exista peligro de desencadenamiento de una guerra que implique a nuestro país.
Curiosamente alrededor de un 20 por cien…