Olof Palme: la voz perdida
En enero de 2020, un año antes de su fallecimiento, el escritor John le Carré (seudónimo de David Cornwell) recibió el Premio Olof Palme por “su compromiso y sus opiniones de contenido humanista en forma literaria sobre la libertad de los individuos y cuestiones fundamentales de la humanidad”. El premio es parte del fondo sueco para “la convivencia internacional y la seguridad en común” establecido en 1986 por la familia del ex primer ministro asesinado y por el Partido Socialdemócrata Sueco que presidió. Dotado con 100.000 dólares, Le Carré los donó a Médicos sin Fronteras.
Palme fue primer ministro entre 1982 y 1986, después de ejercer diversos cargos en el gobierno. Durante su mandato se fortaleció el sistema de seguridad social, al tiempo que promovió una política exterior crítica con Estados Unidos y la Unión Soviética, brindó apoyo a movimientos de liberación nacional en proceso de descolonización, y fue abiertamente crítico con regímenes como el apartheid surafricano y el franquismo. En 1986 fue asesinado. Diversas investigaciones no llegaron a conclusiones definitivas sobre la autoría.
En la ceremonia de entrega del premio en Estocolmo, el diplomático Pierre Schori, presidente del Fondo Palme, dijo que Le Carré nos ha urgido constantemente con su obra “a discutir los cínicos juegos de poder de las grandes potencias, la avaricia de las corporaciones globales, la irresponsable manera de actuar con nuestra salud y bienes por parte de políticos corruptos, el crecimiento del crimen internacional, las tensiones en Oriente Próximo y el alarmante ascenso del fascismo y la xenofobia en Europa y EEUU”.
Olof Palme: The Missing Voice es un libro tan breve como valioso en su forma y contenido. Por una parte, presenta el análisis de Schori sobre la relevancia política de la obra literaria del autor de El espía que vino del frío y otras 20 novelas, hasta Silverview, obra póstuma que será publicada en octubre próximo. Por otra, incluye el discurso que Le Carré hizo en Estocolmo en inglés, publicado también en español, danés, alemán y hebreo. (El texto en español fue publicado en 2020 en El Mundo). Se puede acceder al libro completo en este enlace.
«Al leer acerca de su vida, Le Carré tuvo la sensación de que de cada uno de los libros que había escrito era una especie de paso con el que inconscientemente iba siguiendo el camino de Palme»
En su discurso, Le Carré analiza los paralelismos políticos y las diferencias en su vida y la de Palme. El punto de partida es que en su carrera no hay nada heroico ni arriesgado. Un exmiembro del servicio de inteligencia británico que lo abandona todavía joven para dedicarse a escribir sobre los asuntos que indica Schori, con particular atención a los juegos de espejos que había entre las burocracias de los servicios de inteligencia. Palme, por su parte, es un joven solitario de buena familia que entra en política con la difícil voluntad de ser pragmático y mantener valores como la paz, la democracia y la convivencia. Una estancia de estudio en EEUU, diría más tarde, y viajes por el entonces Tercer Mundo le llevaron a ser consciente de las desigualdades e injusticias. “Al comenzar a leer acerca de su vida y de las causas que le inspiraron –escribe Le Carré– me dio la sensación de que de cada uno de los libros que he escrito fue una especie de paso con el que inconscientemente iba siguiendo su camino”.
En los años que el cine hizo famoso a James Bond, una reluciente idealización del fin del imperio británico, Le Carré creó a George Smiley, un hombre aparentemente gris, al que su esposa engaña con uno de sus colegas (que además es un topo de los soviéticos), que diseña complejas operaciones de espionaje basándose en la psicología del enemigo. Al final, Smiley, al igual que Le Carré, se sentirá engañado por los magros resultados posteriores a la guerra fría.
Le Carré repasa en su discurso este conflicto y el difícil papel de Palme para operar entre EEUU y la URSS, tratando de mantener la neutralidad de Suecia; sus denuncias sobre la guerra de Vietnam, y las crisis de Berlín y Cuba, que podrían haber generado una guerra nuclear. El último discurso de Palme en Naciones Unidas, en 1985, fue en favor de la prohibición del uso de armas nucleares.
De esos años difíciles que llevaron al final de la guerra fría, que Palme no pudo ver, Le Carré salta al presente. “Algún día –afirma– alguien me tendrá que explicar por qué, en este momento en que la ciencia nunca había sido tan sabia, en que la verdad nunca había sido tan absoluta ni el conocimiento humano había estado tan disponible, existe una demanda tan acuciante de mentirosos y populistas”, explicando su indignación por el Brexit y la demagogia antieuropea de Boris Johnson.
Al final, Le Carré propone que recordemos a Palme por su humanismo amplio e íntegro, por su integridad, por ser la “voz perdida de la verdad en un mundo empecinado en distorsionarla”. Recordando a Palme y a Smiley, Le Carré cita un verso de la poeta May Sarton: “Hay que pensar como un héroe para comportarse como un ser humano meramente decente”. Y ¿cómo quería ser recordado Le Carré? “Me conformo con que sea como el hombre que ganó el premio Olof Palme de 2019 ”.