Las desigualdades entre ricos y pobres son conocidas, pero no tanto entre los países en desarrollo. El 70% de las muertes de menores de cinco años en el mundo tienen lugar en 15 países. Solo dos, India y Nigeria, representan, juntos, la tercera parte de la mortalidad de esos niños.
Meta: reducir en dos terceras partes, entre 2000 y 2015, la tasa de mortalidad de niños menores de cinco años. Situación a finales de 2010: el número de muertes de niños menores de cinco años se ha reducido un tercio, desde 89 cada 1.000 nacimientos en 1990, a 60 en 2009.
¿Es una buena noticia? Resulta difícil dar una respuesta única a esta pregunta. Sin duda, supone un avance importante: son 12.000 muertes menos cada día con respecto a 1990, y además regiones completas del planeta están bien encaminadas para alcanzar la meta por países. Sin embargo, en ese mismo breve periodo de 24 horas, 22.000 niños siguen falleciendo por causas totalmente evitables. Más de ocho millones en 2009, el equivalente a la población total de un país como Austria o una comunidad autónoma como Andalucía.
En resumen, se avanza, pero no lo suficiente ni lo suficientemente rápido. En 20 años se ha logrado una reducción de un tercio en las cifras, exactamente la mitad de la proporción comprometida para 2015. O lo que es lo mismo, para cumplir el objetivo es necesario duplicar en cinco años lo avanzado en los últimos 20.