Ser consultado significa también compartir responsabilidades. Los europeos tendrán que aportar más medios, económicos, políticos y militares, para estabilizar Afganistán. Es responsabilidad de los líderes de la UE explicar a los ciudadanos la realidad de una misión de guerra.
Afganistán es según muchos expertos la mayor amenaza para la paz y seguridad internacional. Siete años después de la ofensiva liderada por Estados Unidos, la victoria sobre los talibanes está en riesgo y la posibilidad de que retomen el poder en Afganistán es real. A pesar de algunos progresos como la celebración de elecciones libres, el acceso a la educación de la población femenina y mejoras en las condiciones de vida, existen serias dificultades para la estabilización del país: altos niveles de pobreza, corrupción que atenaza al gobierno del presidente, Hamid Karzai, el cultivo y tráfico de drogas, falta de control sobre una parte importante del territorio y crecientes niveles de insurgencia hacen que el final de esta guerra sea lejano e incierto. En palabras recientes de Barack Obama, “la guerra no se está ganando”, aunque fueron matizadas de manera menos pesimista con un “está lejos de perderse”.
El escenario de un hipotético Estado afgano gobernado por los talibanes es un riesgo que la comunidad internacional no se puede permitir. Uno de los peligros añadidos de esta guerra es el contagio talibán a Pakistán, país nuclear y con una preocupante y creciente desestabilización política. Los esfuerzos por equilibrar la región no son suficientes y demuestran que la estrategia llevada a cabo no ha sido la adecuada.
Una de las principales víctimas de esta guerra puede ser la OTAN. Veinte años después de concluida la guerra fría, la Alianza ha celebrado su 60º aniversario con el impulso del regreso de Francia al corazón de la organización. Mientras la OTAN se refuerza, la…