POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 142

Nuevo reparto del poder económico tras la crisis

Federico Steinberg
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La diferente salida de la crisis entre los emergentes y los desarrollados está produciendo una reconfiguración del orden económico mundial. Ya es posible adelantar los conflictos derivados de los nuevos flujos comerciales y financieros, así como de la reforma del FMI.

 

La recuperación económica mundial se está produciendo a dos velocidades. Mientras que la mayoría de las potencias emergentes han capeado la crisis con gran destreza, y ya en 2010 habían vuelto a los elevados niveles de crecimiento que registraron antes de la quiebra de Lehman Brothers (septiembre de 2008), los países desarrollados avanzan con lentitud y el futuro les depara altos niveles de desempleo y deuda en un contexto de envejecimiento de la población. Esto supone que, a la salida de la crisis, además de darse un desacoplamiento entre países avanzados y emergentes, se ha producido una importante aceleración de la tasa a la que los países emergentes están aumentando su peso relativo en la economía mundial en relación a Estados Unidos, la Unión Europea y Japón.

 

Por tanto, aunque el cambio en el equilibrio de poder económico internacional a favor de los países de Asia y América Latina lleva varias décadas en marcha, la crisis lo ha acelerado, haciendo que en los países avanzados (y muy especialmente la UE) experimenten un declive económico relativo mayor del que se esperaba hace tan solo un lustro. Aunque estos países seguirán manteniendo niveles de renta per cápita muy superiores a los de la mayoría de las potencias emergentes, y su peso en las instituciones económicas internacionales (y en los campos militar y tecnológico) seguirá siendo dominante, irán perdiendo presencia, poder e influencia en el mundo y serán más vulnerables que en el pasado ante las nuevas amenazas generadas por la globalización económica. En este nuevo escenario, ¿pueden aparecer conflictos…

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