Con frecuencia me han sido formuladas preguntas claras y directas relativas a cuestiones de importancia decisiva en el programa de defensa de la OTAN. A lo largo de estas páginas intentaré exponer, también de forma clara y directa, mis puntos de vista.
Pregunta 1: ¿Cómo defino la estabilidad convencional y qué medidas considero que habríamos de tomar para avanzar en esa dirección?
No cabe definir la estabilidad convencional como hecho independiente del contexto nuclear. En estos últimos tiempos, el factor central de la estabilidad ha sido el aparato disuasorio nuclear. No hay elemento disuasorio convencional, que haya perdurado mucho en la historia, pues, de hecho, las guerras han estallado en ocasiones entre partes enfrentadas cuya fuerza relativa era a grandes rasgos comparable, mientras que en otras la fuerza del atacante era inferior a la del defensor. Una estrategia que tenga en cuenta una capacidad nuclear ha demostrado ser factor convincentemente disuasorio de la guerra. Occidente ha de conservar, pues, una capacidad convincente de respuesta nuclear.
No obstante, podríamos reducir el armamento nuclear en la medida en que procuráramos la modernización de esas armas y la capacidad de nuestras fuerzas convencionales. Hemos de ser capaces de hacer que la Unión Soviética desista de creerse capaz de alcanzar objetivos estratégicos con medios convencionales antes de que la OTAN pudiera responder con armas nucleares.
Nuestra mejor opción es una resuelta defensa convencional respaldada por armamento nuclear. Tenemos que:
- Impedir que se produzca cualquier avance significativo desde el punto de vista operativo en el primer escalón estratégico del Pacto de Varsovia.
- Retrasar la llegada del segundo escalón de fuerzas operativas y estratégicas del enemigo a los sectores más amenazados de nuestra defensa.
- Salvaguardar la integridad de nuestra retaguardia y su capacidad de apoyo al combate en las batallas más fuertes y con proximidad mayor…