Enemigo del integrismo religioso y de la institución islámica oficial, Abu Zeid trabajaba para liberar las conciencias.
Nasr Hamid Abu Zeid, fallecido el 5 de julio de 2010 en un hospital de El Cairo, ha entrado en la leyenda universal de los librepensadores. Enemigo del integrismo islámico y de la institución islámica oficial (cuya moderación política no logra ocultar la esclerosis avanzada), escribió una de las páginas más desgarradoras de la historia de la lucha por la libertad.
Abdel Sabur Shahin, miembro de una comisión encargada de examinar los trabajos que el estudioso había presentado en mayo de 1992 para obtener el título de profesor titular, le negó el ascenso acusándolo de apostasía. Este falso académico (y verdadero censor) se opuso: calificó dichos trabajos de “afrentas a la fe musulmana”, subrayando que en ellos el Corán se consideraba un “producto histórico”. El asunto podría haberse quedado ahí, en un grado de surrealismo ya bastante elevado, pero no fue así. Un abogado islamista lo sacó a relucir de nuevo, al reclamar a un tribunal de El Gran Cairo la disolución del matrimonio del investigador con su esposa, Ibtihel Yunes, dado que, en virtud del código del estatuto personal, una musulmana no puede estar casada con un no musulmán. (El único fundamento que sostenía esta demanda insólita era una ley egipcia de origen religioso, la hisba, que autorizaba a todo musulmán a recurrir a la justicia si consideraba que los intereses de la comunidad musulmana estaban amenazados. A partir de 1998, la prerrogativa de la hisba pasó a estar reservada al fiscal).
El tribunal de primera instancia desestimó la demanda en enero de 1994, pero su veredicto fue anulado por el tribunal de apelación, que declaró nulo el matrimonio de Abu Zeid. Ironías del destino, acababa de ser ascendido a profesor titular,…