Fernando Barciela es periodista económico y colaborador de INFORME SEMANAL DE POLÍTICA EXTERIOR.
Hoy, pocos expertos dudan de que buena parte de la mala situación de la banca europea, sobre todo en comparación con la de EE UU, se debe a la falta de decisión de los gobiernos para poner en marcha mecanismos comunes y a su tendencia a aplazar la solución de los problemas.
La prensa y los analistas estadounidenses presumen estos días con frecuencia de la mejor situación de la banca de Estados Unidos con respecto a la europea. Tienen razón. Sin que se pueda decir que han resuelto todos sus problemas, cinco años después de la quiebra de Lehman Brothers, los grandes bancos de EE UU muestran unos indicadores financieros, bursátiles y comerciales que suscitan cierta envidia en Europa. Mientras los bancos europeos siguen en mínimos en cuanto a ingresos y beneficios, los de EE UU parecen ir viento en popa. Dentro de lo que cabe. Desde 2009 el beneficio neto de JP Morgan ha crecido un 81 por cien y el de Wells Fargo un 58; asimismo, Citigroup ha pasado de números rojos a beneficios, igual que el Bank of America…